Extracto del poema "Los cuatro mares" de Enrique González Rojo

Mar de la tarde (iii)

[...]

Bajo el incendio de las nubes
el desorden se precipita,
y la vanguardia de las sombras
calla los cantos y rompe la lira.

Mar bajo la luna (iv)

Bajo la noche, de la nave
han salido las mismas preguntas:
-¿Acaso sabemos hacia dónde vamos?
-¿Nos habremos equivocado de ruta?

Hace tiempo que dejamos la tierra,
y por el mar de la aventura
arribaremos esta noche
a la capital de la luna...

Texto integral del poema
Autor: Enrique González Rojo

Todos los años, a finales de octubre, mi asociación de la vivienda envía la declaración de prorrateo del año anterior y el nuevo cálculo de los anticipos para el año siguiente.

Suele ser un momento desagradable, ya que siempre hay que abonar un pago adicional (y, por tanto, un anticipo más elevado).

¡Sorpresa!

Este año no ha habido cambios, lo que significa que no tengo que pagar nada extra. Es una buena noticia, por supuesto.

Pero por desgracia...

Los lectores críticos sospechan, con razón, que esto es sólo una verdad a medias.

Y es cierto: el resultado favorable sólo se produjo porque reduje drásticamente mi consumo de agua caliente y calefacción en torno al 50% en el último año.

Por tanto, mi alegría por el resultado positivo es bastante limitada. Una cosa es segura: no podré ahorrar mucho más en el futuro.

Una respuesta indeterminada

Una posible estancia en Conil depende mucho de mi salud. Podría venir unos días a principios de noviembre, para celebrar con vosotros el final de la temporada.

Sin embargo, tengo dos citas médicas los días 25 y 30 de octubre, de las que depende mi decisión. Así que sólo puedo reservar con muy poca antelación, porque el seguro de anulación de viaje sólo paga los imprevistos, pero no los efectos de enfermedades crónicas, etc. ¿Podré conseguir algo a pesar de todo? ¿A última hora? ¿Y a qué precio?

Después de mis dos últimas experiencias, un hostal no está una buena solución para mí, al igual que uno de los apartamentos de vacaciones (demasiado caros y normalmente de gran tamaño).

Necesito paz y tranquilidad, sin el traqueteo constante de los ciclomotores o el aullido de las motos. Quiero sentarme a la mesa a desayunar en paz y tranquilidad por la mañana y tomar un buen desayuno, no meterme un trozo de pan blanco con mantequilla y mermelada barata en un bar del centro de la ciudad - al lado de 12 españolas parlanchinas y gritonas.

Tengo las siguientes opciones teóricas

Me encantaría volver al Gran Conil, pero la música impuesta en el restaurante es, como sabes, un verdadero no-go para mí. Por lo tanto, tengo las siguientes opciones teóricas:

1. Podría comer en mi habitación. Esto es relativamente fácil de organizar para el desayuno (una especie de «bandeja de muestras» que la camarera prepara y lleva a mi habitación), pero es más complicado para la cena.
2. Me siento en el restaurante y me pongo los auriculares con ANC («cancelación automática del ruido») para amortiguar el ruido no deseado. Sin embargo, esto también elimina la proporción de ruidos socialmente condicionados y deseados.
3. Le doy 20 euros al jefe de sala en cada comida para que apague la música de fondo durante mi estancia en el restaurante.

A lo mejor ya se ha suprimido la «música impuesta». Por desgracia, nadie me lo ha dicho todavía - mis contactos con el personal se están durmiendo poco a poco.

¿Cuándo vendré? ¿Vendré siquiera?

La respuesta está abierta hasta el último momento.

¿Cómo voy hoy?

No me levanto por la mañana y lo primero que pienso es: «¿Cómo voy hoy?». En lugar de eso, simplemente vivo lo que siento, lo experimento y lo afronto.

Y por la noche, antes de acostarme o dormirme, no pienso «¿Cómo me he sentido hoy?».

Sigo vivo y lo siguiente que voy a hacer es dormir. Sí, puede que el día haya sido bastante agradable o puede que haya sido muy agotador. Pero ya ha terminado.

Cronista

Lo único que podría hacer sería ejercer de cronista y anotar lo que (me) ha pasado durante el día - pero no llevo un diario. Anotar lo que he vivido, lo que me ha encantado, maravillado, molestado, agobiado, interesado, gustado, asombrado, sorprendido o cansado.

El momento en que me he cuestionado, en que me he preguntado «¿Qué has hecho bien hoy y qué no has hecho tan bien? ¿Y qué deberías aprender de ello?» ha terminado. Si cometí un error, ¡no importa! Si no he sido amable con alguien, ¡no importa! Si he hecho feliz a alguien con un pequeño regalo o un poco de atención, ¡no importa!

Básicamente ya no puedo deshacerlo. Si le gusta o le disgusta a la otra persona, puede y debería decírmelo.

Qué responder

Entonces qué debería responder cuando me preguntan «¿Cómo estás?»?

Básicamente hay dos modos de respuesta:

• Conversación (small talk, chismes y cotilleos. Nada significativo.) o
• Comunicación

Modo 1 - Aplicable a todos:

Hola, ¿cómo estás?
Bien. ¿Y tú?
Bien también.
Voy de camino al trabajo. ¡Hasta luego!

Modo 2 - Aplicable a amigos, companeros y conocidos:

Comunicar significa: compartir algo. Experiencias, sentimientos, observaciones, ideas, recetas, secretos, encuentros. Permitir que los demás echen un vistazo a tu vida.

A continuar...

Un complemento

Un complemento del artículo Real Decreto 933/2021. Véase también:

El peligro de tu sombra digital (y por qué puede ser algo de lo que hay que preocuparse)